Alberto Ramírez Rivera
¡Es increíble! Van en aumento las actitudes sumisas y miserables de directores y maestros de escuelas públicas -ordenadas por el gobierno federal- para mantener a la sociedad en la ignorancia, contagiada de odio y rencor.
¿Cómo es posible que el personal docente no se niegue a esta acción ruin, vil y cobarde por no molestar a las autoridades de educación? Bueno, sólo cuidan su puesto laboral.
La frase acuñada por directivos y mentores ante niños y adolescentes es: “todo se lo deben a AMLO”. La repiten seguido a los alumnos ante cualquier arreglo de un insignificante desperfecto en mobiliario o aulas.
La martillean con la misma insistencia al referirse a las becas escolares de preescolar, primaria y secundaria, bajo la amenaza de suspender este apoyo si no creen que AMLO los beneficia.
“El dinero se los da AMLO, antes no lo daban los presidentes”, machacan directores y profesores de planteles de enseñanza.
La consigna: “digan a los alumnos que todo lo bueno que se hace en las escuelas es gracias al presidente López Obrador”.
La amenaza: “si se niegan a decirla, serán despedidos laboralmente y no tendrán trabajo en otra institución”.
Ideología de género
Aunado a lo anterior, se espera que en las escuelas públicas de todo México se amplíe el adoctrinamiento en ideología de género para los infantes y jóvenes.
Ya les enseñan que deben experimentar su sexualidad para que elijan ser niñas o niños, independientemente del género al que pertenecen.
Las autoridades en materia educativa se pasan por el “arco del triunfo” la educación dada a los hijos en este aspecto, la que se ha hecho durante años con pleno respeto a sus cuerpos, basada en principios y valores, que no son antiguos ni retrógrados.
La ideología de género inculcada por el gobierno federal pretende confundir a la niñez con falsos conceptos de igualdad, pero lo que resultará es vulnerar el núcleo familiar.
Adoración a AMLO
En cuanto a la llamada Nueva Escuela Mexicana, el primero de sus objetivos es obligar a los maestros inculcar la adoración de López Obrador, como parte del plan de adoctrinamiento.
De esta manera, niños y adolescentes serán utilizados en actos de repudio contra opositores de un gobierno autoritario, cuya pretensión es crear una sociedad sumisa, ignorante, sin criterio y análisis, y exenta de valores humanos.
Como sucede en Cuba, el adoctrinamiento en México de la niñez y juventud será una práctica desesperada del gobierno por preservar un régimen autoritario que pretende perpetuarse en el poder.
El gobierno desea dominar mediante la ignorancia y explotar mediante al silencio. También dividir a seres humanos jóvenes, a los que percibe como carne de cañón o bestias de carga, fieles servidores a sus pretensiones.
Educación con criterio
La persona alfabetizada y educada en el análisis y la crítica no será jamás pasiva ante la explotación y marginación que ejerce el gobierno.
Sabrá, entenderá, exigirá y fundará sobre su educación la libertad.
Con su conocimiento, abarcará a todos los mexicanos en la lucha secular por la justicia, el bienestar y el progreso incluyente en nuestra patria.
Será una ciudadanía responsable y responsiva a un sistema plenamente democrático y pluripartidista, no a lo que hay hoy, autoritarismo y populismo.
Todo con efectiva división de poderes, acotación presidencial, sistemas de fiscalización y libertad de los municipios.
Como lo escribió Carlos Fuentes: “democracia en el México serrano, campesino, desértico, tropical, olvidado, tradicional”.
Siempre con el derecho a elegir y ser electo por libre voluntad ciudadana. Es decir, la congruencia entre la ciudadanía, sus problemas y sus elegidos.
Qué lejos estamos de la concepción que tuvo Fuentes, de que el maestro trata con futuros ciudadanos, y el país necesita no sólo de muchos profesionistas y funcionarios, sino de profesionistas y ciudadanos dotados de integridad y responsabilidad social.
La labor del maestro “es más importante porque es más difícil; no deben derrotarla ni el cinismo ni la indiferencia; no se trata de formar tigres o tiburones. Es más divertido, sin duda, ser Santa Anna. Es más importante, pero más difícil, ser Juárez”, precisa el escritor.
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